El fruto del Espíritu
Dar
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frutos que se vean, es el resultado de un
continuo andar en Cristo Jesús. Donde expuestos a su constante influencia
nuestro propio ser va siendo disminuido, pero también donde día a día somos
vestimos con los ropajes que Cristo nos da.
22 Desháganse de su vieja
naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por
la sensualidad y el engaño.
23 Y, en cambio, dejen que
el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes.
24 Pónganse la nueva
naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente
justo y santo. Efesios 4:22-24
Donde mantenemos una
actitud cooperante con el Espíritu de Dios, en el sentido de dejar que El
Espíritu renueve nuestros pensamientos y actitudes. Así nuestra actitud
cooperante es hacer aquello que el Espíritu está haciendo nacer en nuestra vida
producto de la comunión con Cristo y dejar de hacer lo que el espíritu nos
indica que es contrario a la voluntad del Padre.
Ser de Cristo sin duda es dar entonces los frutos que El
produce en nuestra vida, producto de una vida de comunión y de su actuar en
nosotros, cuando dejamos de actuar por cuenta propia para que sea el Espíritu
de Cristo quien actúe a través de nosotros. Produciendo en nuestra vida el
fruto de Su presencia.
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