Teologia del Pacto
La Biblia no es un libro sobre Dios. Tampoco es un libro sobre el hombre. Más bien revela la relación que existe entre ambos. Cuando abrimos la primera página, leemos que Dios y el hombre están juntos y que «Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno» (Gn. 1:31). Pero su relación se rompe ya en el capítulo 3 de Génesis, y no es hasta la última página de la Biblia que los vemos nuevamente reunidos, y ya para siempre. Esta relación entre Dios y el hombre recibe en la Escritura el nombre de pacto. Y dado que toda la Biblia trata de dicha relación, la palabra pacto es la única que entrelaza sus diferentes partes y hace de la Palabra de Dios una unidad.
Las Iglesias Reformadas siempre han reconocido que la Biblia es, en lo esencial, la historia del pacto. En muchos aspectos, esta forma de entender la estructura de la Biblia ha sido su fuerte. Hay algunos grupos e iglesias cristianas que no saben qué hacer con el Antiguo Testamento. Lo máximo que pueden hacer con él es considerarlo un documento judío que ofrece información adicional acerca de la venida del Mesías. Pero la tradición reformada ve en el Antiguo Testamento la forma en que Dios mantiene el pacto con su pueblo. Hemos aprendido que el Dios del Nuevo Testamento es el mismo «Dios del Antiguo Pacto», el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Este mismo Dios es quien establece un pacto con nosotros, aquí y ahora. Nuestra respuesta a él es esencialmente la misma que él exigió de su pueblo Israel. Vivir con Dios es mantenerse dentro de su pacto. Este estilo de vida ya lo conocían los autores de los Salmos y lo viven diariamente aquellos a quienes «les ha llegado el fin de los tiempos» (1 Co. 10:11).
Las Iglesias Reformadas siempre han reconocido que la Biblia es, en lo esencial, la historia del pacto. En muchos aspectos, esta forma de entender la estructura de la Biblia ha sido su fuerte. Hay algunos grupos e iglesias cristianas que no saben qué hacer con el Antiguo Testamento. Lo máximo que pueden hacer con él es considerarlo un documento judío que ofrece información adicional acerca de la venida del Mesías. Pero la tradición reformada ve en el Antiguo Testamento la forma en que Dios mantiene el pacto con su pueblo. Hemos aprendido que el Dios del Nuevo Testamento es el mismo «Dios del Antiguo Pacto», el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Este mismo Dios es quien establece un pacto con nosotros, aquí y ahora. Nuestra respuesta a él es esencialmente la misma que él exigió de su pueblo Israel. Vivir con Dios es mantenerse dentro de su pacto. Este estilo de vida ya lo conocían los autores de los Salmos y lo viven diariamente aquellos a quienes «les ha llegado el fin de los tiempos» (1 Co. 10:11).
Este es un fragmento del Libro: Participes del Pacto. Puedes verlo completo en mi Biblioteca.
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